Una vez, en un tiempo oscuro, plagado por el hedor de la funesta sociedad norteamericana, plagado por la escritura fácil, pomposa y barata, un tiempo lleno de putas de Luisiana, un visionario se salvo, su nombre Ambrose Bierce, escrito, poeta, sátiro y demonio.
En su mente se fraguo un diccionario que recopilaba el saber de la época, que lo describía con todo detalle sin lienzo fácil ni ponerse esplendido, Bierce, bordó lo que ahora es el Diccionario del Diablo.
Como en toda época el diccionario se renueva, se reescribe, se prostituye al lingüista, yo quiero emular al gran maestro, Bierce, y es por ello que nace:
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