13 febrero 2014

Reflexiones paupérrimas


Reflexiones de esas que haces cuando estás ocioso y no sabes que hacer:
El delito, como parte del problema o parte de la consecuencia.



Esta distinción es tan difícil como la antigua dicotomía mencionada, por un lado
tenemos al delincuente, o desviado o outsider para Becker con sus ilegalismos de
Foulcault, que ataca y daña a la sociedad y se convierte en un problema social, mas este
delincuente, este homo delincuente, ¿No será fruto del fracaso de la sociedad que no
puede hacer que todos sean iguales y que discrimina a unos dejándolos abocados en
mundo de delitos, siendo así consecuencia social?
Claro, voces discordantes hablaran de que no solo los pobres roban, matan... y eso es
cierto y es aquí donde la sociedad volvería a fallar pues no ha sido capaz de controlar a
estos sujetos que pese a no ser pobres ni verse en la necesidad de pertrechar el tejido
social, lo hacen, ¿Tal vez sociedad del fracaso? El fracaso lo crea el hombre, pues en
naturaleza no existe, y eso lo decían tiempo atrás los contractualitas con su buen - mal-
salvaje. Pues bien, puestos ha hacer dicotomías hagamos respuestas, lo uno y lo otro, 
ambos de
la mano como lo ambiental y lo genético, pensar si primero fue un huevo prehistórico lo
que engendró a la gallina prehistórica es, mi opinión, energía social malgastada, pues lo
mismo es si es un problema social o una consecuencia, está claro que los métodos para
prevenir el delito son meros esfuerzos en vano, pues el delito es constante es una K
Durkeniana - K de constante-

De victimas y verdugos, del ojo y el diente.

Derecho constitucional y reinserción social, ese gran termino de la época dorada del
derecho, un delito cualquiera rasga y rompe quiebra y debilita el tejido social, bien,
pero no podemos olvidar que ese delito está cometido por un delincuente y que ese
delincuente es un agente social y ese, agente social, es en ultima y primera instancia una
persona , y cabe recordar que las penas deben y están dirigidas a la reinserción social,
que no es más ni menos que una resocialización para ese delincuente vuelva al estado
natural de no serlo, no obstante las victimas merecen un reconocimiento , que no por
ello un derecho superior como por ejemplo quitar la vida o privar de libertad eterna al
reo pues si eso fuera así, volveríamos a un oscurantismo penal donde la pena está más
cerca del hombre del hacha que de los trabajos criminológicos y sociales – y que ahora
con las nuevas reformas, negras bandera apolilladas asoman desde filas del Box y un tea
party-

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